Me molesta la gente optimista. Lo digo en general porque es la única manera posible de decirlo. Por escribirlo de una manera suave: cualquier posibilidad para el optimismo murió años antes de que yo naciera en un horno de Auschwitz o en la bodega de carga del Enola gay, o tal vez incluso antes cuando le cercenaron el pescuezo a Robespierre una panda de franceses enardecidos(aunque esto quizá fue una suerte). Históricamente hablando , hay que ser un analfabeto funcional para confiar en las bondades del género humano, pero es que además no hace falta bucear en los libros de historia para comprender que todo lo relatado es sólo una cristalización barata del mal que nos rodea a diario: basta con mirar a tu vecino.
El gran problema de la historia es que no enseña nada. Los optimistas creen que la historia es una pedagogía, un ejercicio de responsabilidad y memoria que nos ayudará a redimirnos en el futuro. Pero la historia es sólo la edición especial de un anuario sangriento. No previene catástrofes: simplemente las data. La historia es siempre el epitafio que lee un optimista sobre la tumba de otro que también lo era hasta que lo llevaron al cadalso: "me mataron y no me lo explico" puede leerse. Si gracias a la experiencia histórica , albergamos la ilusión de no cometer los mismos errores del pasado, ¿cómo podemos entonces explicar los errores cometidos a la vuelta de la esquina?.
Estamos diseñados para lo peor y éste es un aspecto que siempre olvida la pedagogía de la historia. Porque no importa el contenido específico de los acontecimientos del pasado ni su estudio y menos aún su análisis, sino la magnitud de la crueldad de estos hechos. De hecho, no hay análisis que pueda contener en sus páginas ese desierto moral que es la historia. Siendo estrictos, sólo es posible extraer una enseñanza de ella: la de que todo es posible. Si alguien nos dijera que mañana el mundo se va a desintegrar debido al lanzamiento de mil bombas atómicas, sólo podríamos responderle que es perfectamente plausible y a continuacion deberíamos ir a despedirnos de nuestra madre.
Sin embargo, no hay casos registrados de este hecho. Normal. El apocalipsis llegará para los pocos que sepan disfrutarlo. Mientras eso ocurre, otros andarán buceando en los libros intentando comprender sus causas. Que es por otra parte lo que les ha pasado a muchas almas cándidas: que no sabían que estaban haciendo historia hasta mucho después de que se los cargaran, y ahora, gracias a la pedagogía, vagan como zombies perdidos en medio de la noche aullando en un libro de texto.