domingo, 31 de julio de 2005

Perra historia


Me molesta la gente optimista. Lo digo en general porque es la única manera posible de decirlo. Por escribirlo de una manera suave: cualquier posibilidad para el optimismo murió años antes de que yo naciera en un horno de Auschwitz o en la bodega de carga del Enola gay, o tal vez incluso antes cuando le cercenaron el pescuezo a Robespierre una panda de franceses enardecidos(aunque esto quizá fue una suerte). Históricamente hablando , hay que ser un analfabeto funcional para confiar en las bondades del género humano, pero es que además no hace falta bucear en los libros de historia para comprender que todo lo relatado es sólo una cristalización barata del mal que nos rodea a diario: basta con mirar a tu vecino.

El gran problema de la historia es que no enseña nada. Los optimistas creen que la historia es una pedagogía, un ejercicio de responsabilidad y memoria que nos ayudará a redimirnos en el futuro. Pero la historia es sólo la edición especial de un anuario sangriento. No previene catástrofes: simplemente las data. La historia es siempre el epitafio que lee un optimista sobre la tumba de otro que también lo era hasta que lo llevaron al cadalso: "me mataron y no me lo explico" puede leerse. Si gracias a la experiencia histórica , albergamos la ilusión de no cometer los mismos errores del pasado, ¿cómo podemos entonces explicar los errores cometidos a la vuelta de la esquina?.
Estamos diseñados para lo peor y éste es un aspecto que siempre olvida la pedagogía de la historia. Porque no importa el contenido específico de los acontecimientos del pasado ni su estudio y menos aún su análisis, sino la magnitud de la crueldad de estos hechos. De hecho, no hay análisis que pueda contener en sus páginas ese desierto moral que es la historia. Siendo estrictos, sólo es posible extraer una enseñanza de ella: la de que todo es posible. Si alguien nos dijera que mañana el mundo se va a desintegrar debido al lanzamiento de mil bombas atómicas, sólo podríamos responderle que es perfectamente plausible y a continuacion deberíamos ir a despedirnos de nuestra madre.
Sin embargo, no hay casos registrados de este hecho. Normal. El apocalipsis llegará para los pocos que sepan disfrutarlo. Mientras eso ocurre, otros andarán buceando en los libros intentando comprender sus causas. Que es por otra parte lo que les ha pasado a muchas almas cándidas: que no sabían que estaban haciendo historia hasta mucho después de que se los cargaran, y ahora, gracias a la pedagogía, vagan como zombies perdidos en medio de la noche aullando en un libro de texto.

Ballenas de cristal

En general odio los autobuses. Sobre todo los urbanos, los que realizan trayectos cortos que no superan la media hora y despiden siempre un olor a prisa y a sobaco. También los vacíos. Puede resultar contradictorio pero nada hay más anodino que un autobús con una alta proporción de asientos vacíos.

Los autobuses que prefiero son los que recorren distancias interurbanas, los que tardan al menos una hora en cumplir con su trayecto. Siempre salen de la estación de la ciudad de origen y la gente se agolpa en los andenes a la espera de que el conductor abra la puerta del maletero para poder colocar sus mochilas. Casi siempre van llenos y los pasajeros guardan cola para intentar pillar un sitio libre, un hueco de dos asientos que les permita estirarse o viajar sin ninguna compañía. Pero eso a veces resulta imposible y entonces hay que compartir el viaje con un extraño que se sentará a tu lado.

Y eso que , para la mayoría de la gente , es una incomodidad, a mí me resulta interesantísimo. Ya desde el principio, sopesando la cantidad de gente que aguarda, imagino lo que más tarde ocurrirá y empiezo a barajar mis opciones. Ya que tengo que sentarme con alguien, procuro que sea guapa. Me fijo en el abanico de mujeres que, como yo, están esperando el autobús y voy descartando por ropa , por acento, por maquillaje, por sonrisa. Luego espero que todas estén sentadas y elijo el mejor hueco. No es necesario pedir cita ni aparentar ser simpático: estás a 20 centímetros del rostro de una desconocida, una chica que decidirá mirar por la ventana si giras un poco la cabeza hacia su lado . No sólo es erótico: se trata de una situación obscena. ¿ Qué otra situación te permite sin esfuerzo alguno casi rozar la piel de una mujer extraña?.

A mi primera novia la conocí en el autobús. Era pelirroja y me llamó la atención en el andén por su vestimenta hippie y su aire desenfadado. Me senté con ella a propósito y cuando llegamos a Marbella ya llevábamos un rato de agradable cháchara que continuamos más tarde en un parque. Por supuesto fui yo el que inició la conversación. Su mérito consistió en seguirme el juego dulcemente.

Creo que desde entonces siempre me han fascinado las emboscadas, los ascensores y las situaciones extremas.Supongo que para muchos será un fastidio tanta humanidad, pero en un mundo tan laxo y superficial como en el que vivimos , yo a veces echo de menos la presión de los espacios cerrados. Por no decir que no sentir curiosidad por el prójimo así ofrecido me parece de bárbaros. No quiero decir con esto que siempre haya tenido suerte. Digo que yo al menos seguiré dándome el lujo de elegir, de observar y que la cordialidad es el principio de todos los erotismos.

sábado, 30 de julio de 2005

Metafísica

Un amante es una suerte, un polvo es un acontecimiento, pero una relación de pareja es algo metafísico. No es tangible pero pesa, no se ve pero permanece, no se oye pero es una música. Nada hay más metafísico y sobrenatural que una relación de pareja, nada más obsceno que presumir la continuidad del ser. Por eso las ficciones nos seducen tanto. Por eso la inteligencia y la fe son tan necesarias.

lunes, 25 de julio de 2005

Síntesis

Hay dos temas fundamentales en la vida de cualquier persona que en realidad son el mismo: la soledad y el futuro. Una vez que se ha comprendido esto, el futuro se vuelve menos incierto y la soledad se torna menos atractiva.

miércoles, 20 de julio de 2005

Muertos de risa

Una discusión que crece y alcanza su tensión máxima, puede resolverse únicamente de dos formas: como carcajada o como puñalada. Por eso las guerras civiles son un chiste y sus muertos pertenecen siempre al reino del humor: el humor negro.

miércoles, 6 de julio de 2005

Inevitable

Es inevitable hacer daño a los demás. Vivir consiste en decidir,marginar, hacer daño y hay que relativizar este hecho.No puedes pasar por la vida y quedar sin mancha. Una mala frase, una palabra perdida que simboliza una opinión que ni siquiera compartes, un mal gesto que el instinto reflejó a tu pesar,una carta que llegó tarde pueden significar la puntilla para un estado de cosas, el fin de una relación o una amarga discusión. En cualquier caso, ¿qué importa?. Aunque tengamos cuidado, flaquearemos en algún momento. Deliberadamente o no, meteremos la pata y no siempre podremos regresar a la casilla de salida. Lo dicho cambia el orden del mundo y lo escrito es indeleble para quien lo lee. Pero no hay que culparse demasiado, pues nuestros males casi siempre son ficticios. Y si alguien sufre por nuestra causa no será por la magnitud de la ofensa: será más bien porque es débil. En realidad, nadie puede hacernos sufrir si no deseamos ya el castigo. Sólo los propios pecados, que tan bien conocemos, pueden hundirnos en la miseria. Y cuando nos señalan, el lastre que siempre nos doblega es el de la vieja y propia vergüenza.

martes, 5 de julio de 2005

La costumbre de la misoginia

Algún día tendré que hablar sobre la misoginia como costumbre. Hablar para decir que por supuesto la misoginia no existe, que es sólo un filtro útil, un discurso más o menos vano .No obstante, si yo fuera mujer, tendría mucho cuidado de despreciarlo: los hombres más capaces que conozco(entre los que me incluyo) son misóginos a tiempo parcial. Muchas veces por gusto, otras por circunstancias, casi siempre por vanidad. Al fin y al cabo, la manera más inteligente de desequilibrar al "enemigo" es rociar sal en sus heridas, sabotear su ascenso, remarcar sus lagunas.
Lo más curioso de todo es que la guerra de sexos existe, sigue existiendo quizá ahora con más vigor que nunca.Justo ahora que las mujeres nos relegan laboralmente, inundan las universidades y empiezan a desplazarnos socialmente, es cuando resulta más atractivo para todos practicarla, no en vano la guerra de sexos es un juego y, como en toda seducción, el desafío aumenta cuando hay goles en ambos bandos.
Antes que personas, todos ( nótese que uso "todos" como pronombre genérico para ambos sexos) en algún instante nos hemos sentido repentinamente hombres, completamente mujeres.Sobre todo cuando hemos tenido algún encontronazo con un especimen singular del sexo contrario motivado a su vez por un comportamiento que consideramos prototípico. En general, las pasiones(ya tomen la forma del amor o de la guerra ) son asuntos locales y siempre están sexuadas. Nunca hallaremos a una persona odiando a otra sin más. Lo normal es descubrir a un hombre rojo de furia acordandose de toda la raza de las mujeres a propósito de una concreta que tampoco sabe aparcar o toparse con una mujer segregando bilis con motivo de la enésima galantería con la que otro baboso ha creido oportuno obsequiarla.Cuando se dan estas escenas tan comunes u otras parecidas, es cuando el instinto asesino se activa y se despliega la artillería. En ese momento, el instinto se llama desprecio y está sexualmente determinado. En ese momento sólo hay una cosa peor o más despreciable que una persona estúpida: una persona estúpida y del sexo contrario, es decir, doblemente estúpida.
Es en este nivel instintivo donde los tópicos sexistas funcionan y prosperan y es así como se integran en el discurso de la realidad,regresando desde la corriente de lo abstracto a la historia personal,reencarnándose en cada roce como una astilla.Si despues de varios milenios de ciencia aun no hemos logrado neutralizar el instinto, ¿cree alguien honestamente que vamos a ser capaces de acabar con los topicos?.Imposible!!:los tópicos son tan ciertos como el instinto e inasibles como la democracia.
Sin embargo, la misoginia no es exactamente una respuesta al instinto.Se puede ser un cabrón machista, pero ello no implica estrategia o elaboración alguna.Para ser misógino no basta con ser un cabrón machista. De hecho, suelen ser cosas imcompatibles.Un misógino nunca se comportará como un cabrón machista: eso sería una falta de estilo intolerable( llámenlo ética si lo prefieren).Por si no fuera suficiente, un misógino tampoco persigue los mismos objetivos que un cabrón machista. Aunque en su estrategia se desconfía igualmente de la mujer y se presume también su culpabilidad, no se comparten ni los medios ni los fines. A estas alturas habrán adivinado ya que un misógino es simplemente un hombre que busca su igual en el otro sexo y se vale de la provocación para hallarlo, alguien lo suficientemente hastiado para lanzar un órdago verbal al viento con la esperanza de que le devuelvan el guante y la ironía,un idealista encabronado, alguien que desde luego no tiene tiempo ni ganas de usar dos pronombres distintos para referirse a la misma mierda.

Definición número dos

El nacionalismo es una opinión a la que le gusta que todos opinen. Carece de alma, pero le gusta que la miren.
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