sábado, 24 de diciembre de 2005
Música
Me he duchado en una casa extraña. Cuando me estaba secando, una música aun más extraña ha invadido el baño desde el salón. Luego he sabido que se trataba de un concierto para violín de Vivaldi. Pero por un momento he dejado la toalla y he cerrado los ojos intentando capturar con mi mente la melodía. He sentido una rara paz. Luego, paseando por Marbella, al pasar por una tienda de instrumentos, un chico estaba probando un piano. Las notas volaban hacia la calle haciendo que la gente reaccionara de una forma también extraña. Por un instante he sentido que no pertenecía a este país o que no existe país al que se pueda pertenecer, o que mi país era la mujer que se había detenido justo delante de mí fascinada igualmente por esa música.
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