domingo, 26 de febrero de 2006

El pulso

Me gustaría creer en algo pero estoy muy cansado. Hay quien me habla del amor y no lo entiendo, hay quien me habla de un trabajo mejor y no lo entiendo, hay quien me habla de los males del mundo y me parece absurdo. Todas esas ambiciones me resultan extrañas. Sin embargo, ¿ puede sostenerse una vida sin objetivo?. Lo ignoro. Sé que me cuesta vivir incomunicado. Incluso en los momentos más felices siento que atravieso un campo de minas, que sólo es cuestion de tiempo regresar a ese sentimiento natural que es la nada. Entonces quiero dormir. No sé en qué momento ocurrió esto. Sé que mi conciencia es frágil, que daré un mal paso y todo se quebrará, sé que el uso continuado desgasta inevitablemente a las personas. Resulta imposible mantener el pulso eternamente. Y ese momento, justo cuando el brazo cede aplastado por una presión extrema, no es sólo revelador: es también la medida de todas las cosas.
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