domingo, 19 de junio de 2005
La orilla perdida
Conocemos a las personas en los extremos. Cuando el tallo se dobla y está a punto de quebrarse, por un momento rozamos la savia de nuestras relaciones. A algunas es posible conocerlas antes, descubrirlas de forma diáfana tal como se muestran en la revelación del día a día, pero la mayoría nos encontramos en el odio y en las esquinas. Deseamos la tragedia porque en ella anida la verdad y necesitamos amar de verdad para echar raíces en la vida. Pero la tragedia no es la verdad: la tragedia es que para alcanzarla nos hemos alejado tanto de la orilla que ya no es posible volver. Hemos hecho un gasto de energía que no es reversible y ahora estamos en medio del océano. Ya no es posible regresar. No encajaríamos en el mundo precopérnicano que solíamos habitar. Hemos pisado el jardín de alguien a quien amábamos y esa visión nos asola.
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2 comentarios:
Juraría que ayer había otro diferente en lugar de este... En cualquier caso este me gusta más ;)
Tienes razón en ambas cosas Alberto: en que había otro diferente y en que éste es mejor. Tienes el dudoso honor de haber asistido al primer expediente X de este blog. Saludos campeón.
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